Uno de los principales retos que está suponiendo para los virólogos y médicos de todo el mundo es la gran cantidad de contagiados con coronavirus asintomáticos que hay. Pero pese a que se piensa que estas personas sufren la enfermedad sin síntomas ni consecuencias, algunos de estos asintomáticos quedan con secuelas graves.
La BBC recoge el testimonio de John Kinnear, directo de la Escuela de Medicina de la Universidad Anglia Ruskin, en Reino Unido, que explica que muchos pacientes en estado avanzado de Covid-19 no tenían ninguno de los rasgos de la enfermedad hasta que repentinamente colapsaron y murieron.
Según Kinnear, un estudio en Wuhan describe los cambios patológicos del pulmón en tomografías de pacientes completamente asintomáticos.
Los investigadores hallaron lesiones como la inflamación del tejido pulmonar subyacente. El misterio es por qué pese a estas lesiones, los pacientes no muestran los síntomas de la neumonía, como la falta de aire.
Una cuarta parte de los pacientes del estudio, recuerda Kinnear, presenta fiebre, tos y dificultad para respirar, pero muchos otros no.
Además, Kinnear plantea otro misterio: la respuesta idiosincrásica a la infección, es decir, por qué ataca a ciertos grupos y a otros no. El estudio, concluye Kinnear, asevera que la ausencia de víctimas no implica la ausencia de daños.
Este médico destaca que la falta de síntomas frente a una patología es un riesgo para los infectados y para el público, porque según Kinnear, entre el 40 y el 45% de los que contraen el coronavirus son asintomáticos y pueden presentar una carga viral igual de alta que los que se muestran enfermos. El problema se magnifica con los falsos negativos, que se estiman en torno al 20% de los cribados.
Todos estos “propagadores encubiertos”, como los llama Kinnear, difunden el virus durante 14 días y ponen en duda las actuales estrategias de testeo o detección, como el chequeo de la temperatura.